Guatemala: From an Overturned Conviction to a Surprising Extradition (Spanish Text)

by    /  June 5, 2013  / No comments

General Efraín Ríos Montt Genocide Protest

Protest against General Efraín Ríos Montt, former de facto president of Guatemala, who was recently tried on charges of genocide in the 1980s. Photo: Wikimedia Commons.

El ex presidente de Guatemala, Alfonso Portillo, fue extraditado a Estados Unidos el pasado viernes 24 de mayo. Una corte de Nueva York lo acusa de haber lavado 70 millones de dólares en bancos estadounidenses durante su mandato (2000-2004). La extradición de Portillo había sido aprobada desde noviembre de 2011, pero el ex mandatario permanecía recluido en el hospital militar por problemas de salud y su caso se había enfriado. Su súbita extradición fue una sorpresa.

  1. Corkscrew, a column by Horacio Castellanos Moya
  2. Corkscrew is focused on Latin American issues. Literature, journalism and politics are the main concerns of this column. A corkscrew is useful only if it opens a bottle, hopefully full of something that would enlighten our spirits, but we could also set loose a cruel Genie or a rotten wine. The author will follow this principle: look for topics that open debates, new perspectives, and controversy. Cheers!
  3. Horacio Castellanos Moya
  4. Horacio Castellanos Moya is a writer and a journalist from El Salvador. For two decades he worked as a journalist in Mexico, Guatemala, and his own country. He has published ten novels, five short story collections and two books of essays. He was granted residencies in a program supported by the Frankfurt International Book Fair (2004-2006) and at City of Asylum/Pittsburgh (2006-2008). In 2009, he was a guest researcher at the University of Tokyo. Currently he teaches at the University of Iowa.

La atención nacional e internacional estaba más bien concentrada en el juicio al general Efraín Ríos Montt, acusado de genocidio, y cuya condena a 80 años de cárcel fue anulada por la Corte de Constitucionalidad el lunes 20, precisamente cuatro días antes de la extradición de Portillo. El juicio en contra de Ríos Montt había sido apoyado por la comunidad internacional a través de las Naciones Unidas; su condena por un tribunal guatemalteco fue un triunfo no sólo para los sobrevivientes de las comunidades indígenas mayas a las que masacró como Jefe de Estado a principios de los años 80, sino también para aquellos organismos humanitarios que las apoyaron. La posterior anulación del proceso y de la condena, por parte de la Corte de Constitucionalidad, fue un balde de agua fría para los que creían que se había avanzado en la instauración de un sistema de justicia en Guatemala.

La súbita extradición de Portillo ha sido vista como una maniobra del actual gobierno del general Otto Pérez Molina para bajar la presión internacional ante la anulación de la condena a Ríos Montt, en especial la presión del gobierno de los Estados Unidos. Portillo fue entregado como carta de canje por Pérez Molina. Algunos podrían creer que Ríos Montt y Portillo son “ratas del mismo piñal” y que por lo menos algo se logró con la extradición del segundo. Pero esto no es así. Existe una gran diferencia entre ambos, no sólo porque uno sea militar y el otro sea civil, sino por la naturaleza de sus delitos. Portillo es acusado de ser un ladrón sinvergüenza que aprovechó su paso por la Presidencia de la República para hacer un robo millonario y lavar ese dinero en el extranjero, algo bastante frecuente en los países latinoamericanos, lo que por supuesto no lo excusa ni justifica. Pero el caso de Ríos Montt es cualitativamente distinto: se trata de un militar que desde la Jefatura del Estado lanzó al ejército de su país a asesinar a decenas de miles de indígenas mayas indefensos. Su juicio y condena tenía un tremendo valor simbólico tanto de cara a la implementación de justicia como del reparo a los sobrevivientes y a las víctimas de ese genocidio.

No es de extrañar, sin embargo, que Pérez Molina haya lanzado una cortina de humo con la entrega de Portillo. El juicio a Ríos Montt lo implica de una manera indirecta, pues en esa época Pérez Molina era un oficial con mando de tropas en las zonas donde se perpetraron las masacres. Sus motivos para apoyar la anulación de la condena a Ríos Montt, y para hacer una maniobra de distracción con la entrega de Portillo, son pues más que evidentes.

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