Censura Contra Pintura en la Isla de la Libertad (Spanish Text)

by    /  September 30, 2014  / No comments

photo via Youtube user: inesvigo

El 10 de septiembre pasado debió inaugurarse en el Museo de Arte de la ciudad de Pinar de Río la exposición “Utopías y disidencias”, del pintor cubano Pedro Pablo Oliva, ganador del Premio Nacional de las Artes Plásticas 2006 y de la Distinción por la Cultura Nacional 1981, entre otros lauros. La muestra iría de Pinar del Río a La Habana primero. Y de La Habana a Miami después. Todos los caminos cubanos conducen a Miami.

  1. ¿Vale la pena enfocarse en las imágenes y palabras escapadas de la última utopía viviente en la Tierra? ¿Es la Cuba de hoy un país contemporáneo u otro idilio idiotlógico en el desierto ladinoamericano? ¿Nostalgia post-Guerra Fría con culpa o complicidad del Primer Mundo? ¿Cabe confiar que una Rewwwolución en Red removerá al régimen retrovolucionario de 1959? Aspiro a provocar más dudas que certezas. Leer o no leer: he aquí la cuestión.
  2. Orlando Luis Pardo Lazo nació en La Habana de 1971, donde aún reside y resiste. Como bloguero independiente, es escritor y fotógrafo. Su más reciente libro de ficción se llama BORING HOME (Garamond, 2009). Desde 2010 es el editor el e-zine literario y de opinión VOCES.

Una semana antes, Rubén del Valle, presidente del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, se le apareció en el hogar al artista y le informó que cancelaba la exposición porque, según relata el propio Oliva en su sitio web, “el contexto actual no ofrecía la garantía de condiciones favorables desde un punto de vista que subrayaba como subjetivo”. Parece un trabalenguas. Pero es mucho peor. Es el despotismo impune de una élite comunista por más de medio siglo en el poder.

Nadie le ha explicado al multi-premiado pintor qué garantías son ésas, ni cuán poco favorables son las condiciones desde el punto de vista de quién. Así son los absurdos absolutos de la Cuba de Kafka, acaso de Kastro

Oliva protestó a través de una Carta Abierta, donde declara que si todas las décadas consagradas a su carrera “para construir un país mejor”, ahora “parecen no haber servido de nada, y no merecer un mínimo de respeto y transparencia”, entonces él mismo propone que se reconsidere si debe devolver todos los premios que ha recibido de manos de la institución oficial.

Oliva, a los ojos de la Seguridad del Estado, no es más que un artista capaz de “recibir dinero del enemigo”, denuncia el pintor, cuyos amigos y colaboradores están siendo acosados por los agentes de la policía política, para que vigilen y reporten incluso sobre su vida familiar. Un horror orwelliano en pleno 2014.

Como todo censor cínico, Rubén del Valle fue en principio magnánimo: le ofreció a Pedro Pablo Oliva exponer en una galería habanera y contratar a otro curador. Pero hace 20 años que Oliva no expone en Pinar del Río, donde aún reside. Y él quería festejar con su galería el aniversario de la fundación de su ciudad natal. Además, el Museo de Arte de Pinar del Río estuvo de acuerdo en continuar con la agenda acordada desde 2011, y hacer por fin la inauguración el 10 de septiembre. Incluso el periódico local “Guerrillero” publicó una nota promocional para la exposición. Pero cuando apareció como un fantasma fatal Rubén del Valle, tras viajar a toda velocidad en su auto estatal desde La Habana, entonces se le cerraron definitivamente las puertas al pintor.

Después Rubén del Valle incluso mostró toda su garra grosera en una carta de respuesta al pintor, donde reconoce que Pinar del Río es un “contexto” donde “afloran paralelamente individuos con posiciones beligerantemente contrarrevolucionarias, que han encontrado en estas circunstancias un excelente caldo de cultivo en el que desarrollar su activismo político”.

“¿Qué es un intelectual, sino un hombre que intenta cambiar el mundo siempre, siempre para mejorarlo?”, se pregunta Oliva en su Carta Abierta, y se lamenta de que hasta hoy nadie le haya ofrecido una explicación racional. El sueño de la Revolución engendra monstruos.

Yo, que soy más castrólogo que astrólogo, tengo una explicación para nuestro desconcertado artista: sus obras son intolerables para el sistema porque, en esta etapa final de su octogenaria vida, nadie en Cuba puede tocar la figura fósil de Fidel Castro. Y Fidel Castro es precisamente uno de los íconos más recurrentes del universo visual de Pedro Pablo Oliva. Y, para colmo, en sus cuadros al ex–dictador cubano lo acompañan los personajes de Utopito y Disidente, otras dos creaciones emblemáticas del pintor.

En la puerta de su casa-taller, Oliva colgó hace tiempo un cartel que dice: “Prohibido dejar de soñar”. Es penoso que a sus 65 años de edad, en Cuba le tiendan semejante trampa a un hombre noble y tan talentoso, que es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, de la Asociación Internacional de Artistas Plásticos, y es profesor consultante del Instituto Superior de Arte en La Habana.

Los artistas del mundo entero y los hombres de buena voluntad debiéramos expresar nuestra solidaridad con Pedro Pablo Oliva. Ahora. Urge. Antes de que le tiendan alguna trampa legal o atenten contra su integridad física. El correo electrónico de la representante, su hija Silvia Oliva es: sosainz@gmail.com. Por favor, no dejemos aún más solos a los cubanos libres de Cuba, que desde el arte apuestan todavía por ese verbo que parece ya olvidado en la Isla: soñar.

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