A Post-Totalitarian Tourist from Coast to Coast (Spanish Text)

by    /  May 27, 2013  / No comments

Post-Totalitarian Tourist

In the Metropolitan Museum of Art in New York City, History uses Beauty to hide its genocidal nature. Photo: Thomas Hawk via Flickr.

Entro al Museo Metropolitano de Nueva York y todo me parece muy falso. Será un trauma que arrastro del totalitarismo cubano… Momias, piedras, lienzos, máscaras: cientos de objetos que conocía sólo como reproducciones en la prensa y los libros. Ninguna pieza de colección me parece auténtica cuando se me aparecen de pronto en la vida real. Así que salgo con una sensación de fracaso, de incredulidad, y con algunos dólares de menos como donación por mi visita al museo.

  1. ¿Vale la pena enfocarse en las imágenes y palabras escapadas de la última utopía viviente en la Tierra? ¿Es la Cuba de hoy un país contemporáneo u otro idilio idiotlógico en el desierto ladinoamericano? ¿Nostalgia post-Guerra Fría con culpa o complicidad del Primer Mundo? ¿Cabe confiar que una Rewwwolución en Red removerá al régimen retrovolucionario de 1959? Aspiro a provocar más dudas que certezas. Leer o no leer: he aquí la cuestión.
  2. Orlando Luis Pardo Lazo nació en La Habana de 1971, donde aún reside y resiste. Como bloguero independiente, es escritor y fotógrafo. Su más reciente libro de ficción se llama BORING HOME (Garamond, 2009). Desde 2010 es el editor el e-zine literario y de opinión VOCES.

Días después, tengo la suerte de cambiar de costa y asomarme al otro océano de USA, donde en un mall de Hollywood compenso esa mala primera impresión. Allá también ostentan exquisiteces egipcias y de casi todos los imperios de la antigüedad. Pero el efecto que producen en mí esas baratijas del más caro kitsch capitalista es que cada pieza constituye una moda única, invaluable, original.

Uno de los mejores museos del mundo me deja un sabor a mausoleo de mentiritas, a territorio de la estafa donde la Historia usa a la Belleza para disimular su naturaleza genocida (el museo como la casa del Mal). El Mall de Hollywood, sin embargo, con toda su monstruosidad de almacén y su candor consumista, me sabe a vorágine de deseos e interacciones, de voluntad y participación, de vida teatralizada pero verdadera, en donde cualquier cosa aún es posible, mientras que en el mausoleo hasta la memoria es reprimida por la ignorancia de un guía.

Sé que son códigos delirantes, pero son perfectos para escribir mi monólogo de turista aterrado ante la Libertad (como pueblo, los cubanos mientras más pataleamos por lo cambios, más parecemos evitarlos): “El Museo no como metáfora, sino como castrismo en sí”, anoto con ironía en mi diario. “El Mall no como exilio, sino como esperanza”.

Leave a Comment

You must be logged in to post a comment.