El Salvador: The Conference and the Bubble (Spanish Text)
by Horacio Castellanos Moya / June 20, 2013 / No comments
El sábado 18 de mayo, en la ciudad de San Salvador, tuvo lugar un evento poco común en esas latitudes, si no inédito: una conversación pública entre dos de los más prestigiosos reporteros estadounidenses, verdaderas leyendas vivas del periodismo: Seymour Hersh y Jon Lee Anderson. En una sala del Museo de Arte, abarrotada por el público, Anderson, el discípulo, presentó a su maestro, Hersh, y enseguida lo fue encaminando con sus preguntas para que Hersh contara sus experiencias como reportero, aquellas que lo llevaron a descubrir la masacre de My Lai, perpetrada por el ejército estadounidense en Vietnam en 1968, y décadas más tarde a revelar la existencia de las cárceles de Abu Ghraib, donde ese mismo ejército inflingía torturas a los prisioneros iraquíes. Hersh impresionó al público por su riqueza narrativa, su claridad expositiva, su franqueza, y en especial por la transparencia de sus principios éticos.
- Corkscrew is focused on Latin American issues. Literature, journalism and politics are the main concerns of this column. A corkscrew is useful only if it opens a bottle, hopefully full of something that would enlighten our spirits, but we could also set loose a cruel Genie or a rotten wine. The author will follow this principle: look for topics that open debates, new perspectives, and controversy. Cheers!
- Horacio Castellanos Moya is a writer and a journalist from El Salvador. For two decades he worked as a journalist in Mexico, Guatemala, and his own country. He has published ten novels, five short story collections and two books of essays. He was granted residencies in a program supported by the Frankfurt International Book Fair (2004-2006) and at City of Asylum/Pittsburgh (2006-2008). In 2009, he was a guest researcher at the University of Tokyo. Currently he teaches at the University of Iowa.
Ambos reporteros del New Yorker estaban en San Salvador invitados por el semanario El Faro, que celebraba sus 15 años de existencia con una maratónica conferencia sobre los desafíos del periodismo contemporáneo, en la que participaron destacados periodistas de diversas partes del mundo, incluidos dos recientes premios Pulitzer, editores, columnistas, escritores; así como también expertos internacionales de primer nivel dedicados al seguimiento de narcotráfico, corrupción y derechos humanos. La conversación entre Hersh y Anderson fue la culminación de esa jornada, la cereza del pastel, pues.
Que un evento de esa naturaleza, con tal capacidad de convocatoria, haya tenido lugar en San Salvador revela la importancia a nivel internacional que El Faro ha adquirido como periódico web, por sus audaces investigaciones y reportajes sobre corrupción, narcotráfico y la problemática de los migrantes. De forma mecánica uno podría suponer que tal nivel de convocatoria es también una evidencia del salto cualitativo que ha dado toda la prensa salvadoreña en los últimos años. Pero esto no es tan cierto.
Durante la semana en que transcurrió el evento, si uno hojeaba cualquiera de los dos principales diarios salvadoreños, o sintonizaba los noticieros de las principales corporaciones televisivas y radiales, no encontraba el menor rastro de que personalidades de tal magnitud estuvieran en actos públicos en el país. Simple y sencillamente el evento de El Faro no existió en la llamada “gran” prensa salvadoreña. ¿Por qué? ¿Qué razones tuvieron los principales medios masivos de ese país para pasar por alto un debate con personalidades del periodismo mundial que en cualquier ciudad latinoamericana o estadounidense hubieran sido noticia? ¿Miseria intelectual, apatía, o envidia hacia el reconocimiento internacional del trabajo de El Faro?
Algunos invitados mostraron sorpresa. Yo no. Ya lo he dicho: cada vez que regreso a San Salvador y abro los periódicos o veo un noticiero tengo la sensación de que el tiempo no ha pasado, de que en ellos prevalece en esencia la misma mentalidad estrecha de antes de la guerra civil, de que el país vive como encerrado en una burbuja. Y en esta ocasión sucedió de igual manera, con la salvedad de que cuando me trasladaba al recinto donde tenía lugar la conferencia era como si ingresara a otro país, como si la conferencia que los medios masivos de prensa negaban estuviese, en efecto, teniendo lugar en otra parte.