LGBTIQA en Cuba: Las Siete Letras de un Arco Iris Monocolor

by    /  February 26, 2016  / No comments

Un símbolo de la comunidad LGBTIQA. Image via Wikipedia

Un símbolo de la comunidad LGBTIQA. Image via Wikipedia.

El arco iris en Cuba es símbolo de la subversión. Y esto tiene mucha lógica. Porque, en un país monopolizado por el Partido Comunista —el único legal desde hace más de medio siglo—, el arco iris también tiene que tener un solo color: rojo. Y, en los casos de mayor tolerancia, debe tener entonces siete veces el mismo color: rojo, rojo, rojo, rojo, rojo, rojo, rojo.

Por supuesto, la comunidad LGBTIQA hoy en Cuba, no podía ser la excepción.

Es conocido que en los años 60 la Revolución castrista creó campos de trabajos forzados: las “Unidades Militares de Apoyo a la Producción” (UMAP). Allí fueron a parar como presidiarios —sin juicio y sin cometer delito alguno— miles de jóvenes homosexuales, religiosos, y con tendencias demasiado intelectuales, según el gusto machista de la élite guerrera que sigue hoy en el poder.

La prensa comunista de entonces se burló de las víctimas, tildándolos sin derecho a réplica de “intelectualoides”, “blandengues”, “enfermitos”, entre otras obscenidades fascistas. Hasta el propio Fidel Castro ha confesado recientemente su culpabilidad en aquel régimen de apartheid.

En los años 70, cuando la repulsa mundial obligó a cerrar los campamentos UMAP, el Estado cubano implementó entonces, en todas las esferas sociales, los llamados “procesos de parametrización”. Esa vez miles de homosexuales —o “sospechosos” de homosexualidad— fueron expulsados de sus estudios y profesiones, impidiéndoseles todo contacto laboral con el público en general, para así evitar que influyeran en nuestra sociedad y la “corrompiesen”.

Por supuesto, se supone que la situación en la Isla hoy ha cambiado. Se supone.

Pero el Proyecto Arco Iris acaba de ser censurado en la Cuba del 2016, cuando su blog fue cerrado de manera forzosa por la plataforma de blogs cubanos “Reflejos” por violar la Sección 6 de las Normas de Uso de dicho portal oficial, donde se prohíbe publicar, entre otros adjetivos, un texto “contrarrevolucionario”. Sólo que en Cuba “contrarrevolucionario” parece ser un sinónimo de “crítico”.

El Proyecto Arco Iris, que se autodenomina como “anti-capitalista”, se dedica a promover en Cuba “la prohibición legal de todas las formas de discriminación por sexo, edad, origen étnico o geográfico, religión, orientación sexual o identidad de género”, porque “la Revolución será feminista, o no será; será anti-racista, o no será; será abierta a las críticas de toda la ciudadanía, o no será; será anti-homofóbica, o no será”. Y ocurre que toda iniciativa ciudadana legal es muy temida por las autoridades cubanas, pues les recuerda del Proyecto Varela del asesinado Oswaldo Payá, quien recogió más de 25000 firmas y las entregó al parlamento nacional para modificar las leyes retrógradas de la dictadura.

Este no es el único blog censurado por la plataforma “Reflejos”. Anteriormente ya habían sucumbido “14 y Medio”, “La Jugada”, “Observatorio Crítico”, “Bubusopía”, entre otros.

Semanas después de la censura, gracias tal vez a las protestas en red de otros blogueros cubanos y a la reacción mediática internacional,el blog de Proyecto Arco Iris volvería a aparecer de manera medio mágica en la plataforma de blogs “Reflejos”, pero esta vez ya con la entrada polémica censurada: “Con el perdón (o no) de Mariela Castro”, de Jimmy Roque Martínez.

En dicha entrada, el autor cuestionaba precisamente la responsabilidad en el caso de las UMAP que tiene la actual gerontocracia aún en el poder, así como la arrogancia histórica de que ellos sea vean a sí mismos como una élite infalible:

“Han pasado cincuenta años desde la creación de las UMAP y ni un solo responsable ha pedido disculpas al pueblo. Los máximos responsables aún permanecen vivos. El Ministro de las FAR en aquel momento es ahora el Presidente del país”. “Es momento ya de que pidan disculpas por ese acto de penalización, exclusión y castigo al que fueron sometidos miles de homosexuales y cubanos con una ‘conducta impropia’”. “Los responsables, todos y todas, deben reconocer el error cometido, y pedir una verdadera disculpa directamente a las víctimas y sus familiares, como única vía de reparación histórica”.

He aquí la triste evidencia de que la situación en la Isla ha cambiado hoy: contrario a lo que les ocurría décadas atrás, los desaparecidos cubanos ahora se han ganado el privilegio de reaparecer. Entre 1959 y 2009, por ejemplo, Jimmy Roque Martínez hubiera sido encarcelado y condenado de manera sumaria por “desviación ideológica”, “desacato” o “propaganda enemiga”.

Yasmín Silvia Portales Machado, una de las coordinadoras del Proyecto Arco Iris, en una comunicación personal consideró que al final todo se trató de una “mezcla tragicómica de vigilancia contra las críticas a los líderes” —o sea, que es políticamente imposible mencionar a los hermanos Fidel y Raúl Castro, así como a su hija la diputada Mariela Castro—, así como de una “histeria en las gradas de los ángeles exterminadores”, que se sienten todavía los garantes de la pureza ideológica de la Revolución y del culto a la personalidad.

Con estos truenos, después de la tormenta, me temo que los arco iris cubanos seguirán siendo, por mucho tiempo, los más monótonos del planeta. Las comunidades LGBTIQA del resto del mundo, en especial la europea y la norteamericana, no debieran olvidar este detalle despótico en sus viajes de vacaciones a la Cuba castrista, tan castrense como castrante.

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