Michel Encinosa Fú (en español)
by Sampsonia Way / September 9, 2013 / No comments
Narrador. Editor.
Licenciado en Lengua y Literatura Inglesas. Ha publicado Sol negro (Extramuros, 2001), Niños de neón (Letras Cubanas, 2001), Veredas (Extramuros, 2006), Dioses de neón (Letras Cubanas, 2006), Dopamina, sans amour (Abril, 2008) y Enemigo sin voz (Abril, 2008), El Cadillac rojo y la gran mentira (Loynaz, 2009), Casi la verdad (Matanzas, 2009), Todos tenemos un mal día (Loynaz, 2009) y Vivir y morir sin ángeles (Unión, 2009). Ha sido incluido en más de veinte antologías nacionales y en países como Italia, España, Brasil, Argentina, México y Estados Unidos.
Michel es uno de los principales creadores del género de la ciencia ficción y la fantasía épica en Cuba. Pero es también un narrador que lleva el realismo a un límite de violencia. En su poética ya no quedan ni restos de la amistad y el amor, la única fe es ahora la infidelidad y el deseo como pulsión de vacío, de crimen, en escenarios cubanos enrarecidos donde la única moral es la muerte. Sin embargo, allí siempre hay un personaje tierno atrapado en lo más recóndito de su corazón, incluso cuando ese mismo personaje lo ignora. Algo así como un
toque angélico de desesperanza.
Entrevista con Ahmel Echevarría
“Escribir es un sendero de alumbrar sucesivo, gradual. Continuar significa mantener viva la chispa. Las ganas de decir, de contar. No atascarse en un tema, en un estilo, en una catarsis. Aprender a eludir los arquetipos, aprender que los arquetipos son imprescindibles. Descubrir lo esencial, necesario, de cada anécdota. Intuir qué busca la gente al leer. No aspirar a ser leído por todos. Uno mismo nunca lo lee todo, ni gusta de todo en los libros. Persistir en la humildad y alimentar obsesivamente el ego. No despreciar las neurosis, los traumas, los ataques esquizoides: le son tan caros al escritor como el aire mismo. También la soledad, la compañía, el abandono, el hallazgo. La lluvia, el mar, las avenidas a las tres de la madrugada, todas esas divinidades infinitas. Contemplar con largura esa diminuta piedra en la suela del zapato, y preguntarse: ¿de dónde la habré enganchado? Qué sé yo, seguir viviendo y no parar, aunque a veces cojees, te falte el aliento, se te quiten las ganas. Todo se salva cuando alguien viene y te dice: Chino, ¿para cuándo otro libro?, queriendo decir: lo necesito. Todo, cuanto puedas escribir en esta vida y durante mil reencarnaciones más, bien valen ese momento.” Leer Más.