Into the White House, Out of the U.N. (Spanish Text)

Cuban bloggers Yoani Sanchez and Orlando Luis Pardo Lazo meet with human rights activists. Photo: Bruno L'Ecuyer.

De Washington a Nueva York, la reconocida bloguera cubana Yoani Sánchez y yo hemos compartido días inolvidables como activistas pro-democracia.

Tras un complicado proceso de gestiones personales y de organizaciones no gubernamentales, fuimos atendidos por representantes, congresistas y senadores norteamericanos, y por varias secretarías de la Casa Blanca y el Departamento de Estado.

En estos brevísimos pero intensos encuentros, primó el respeto mutuo a la opinión del otro, la vocación de construir puentes a través del diálogo (algo que los militares del gobierno cubano nunca nos perdonarán), la mirada puesta en un futuro de entendimiento y no en un pasado de odios irreconciliables. También hubo mucho de buen humor, donde la sonrisa sustituyó al miedo que aún pudiera alojarse en nuestro corazón.

Con sus grandes espacios monumentarios y sus noches invernales, que compartimos con una comunidad de cubanos que hasta entonces nos conocían sólo a través de internet, Washington nos pareció la ciudad más civil del mundo, sin tropas del ejército custodiando las sedes oficiales, y con un mar de estudiantes visitando con alboroto el Capitolio y la Casa Blanca. Nada de esto es concebible en los ministerios de mi país.

En Nueva York, como parte de su guerra a muerte contra los ciudadanos cubanos (dentro y fuera de la Isla), desde La Habana se boicoteó nuestra presentación ante los periodistas de Naciones Unidas y, tras una protesta al máximo nivel (apoyada por naciones anti-democráticas), se nos negó la palabra en los salones públicos. Tuvo que ser en un pasillo minúsculo donde la voz de Yoani Sánchez resonó como un rayo de esperanza (bajo el acoso de algunos entrevistadores parcializados a favor del castrismo), y el mundo pudo constatar mejor cómo se desprecian los derechos humanos en la Cuba de hoy y tal vez en la de mañana, cuando Raúl Castro haya instaurado del todo su capitalismo de Estado por el que ningún cubano votó.