Mickey Mouse versus Super Castro
by Orlando Luis Pardo Lazo / January 28, 2016 / No comments
Debido a un ratón de dibujos animados neoconservador y contrarrevolucionaria, la ceremonia oficial de los Premios Lucas fue censurada por la televisión estatal cubana.
A finales de noviembre pasado tuvo lugar la ceremonia oficial de premiación de los Premios Lucas en Cuba, en el teatro Karl Marx de La Habana. Desde finales de los años noventa, los Premios Lucas son siempre transmitidos por la televisión cubana, ya que se trata precisamente de un premio concedido a la realización de videoclips nacionales, siempre y cuando hayan sido transmitidos por cualquiera de nuestros cuatro canales de TV (todos son gubernamentales y, más que eso, son propiedad “pública” del Partido Comunista de Cuba).
- ¿Vale la pena enfocarse en las imágenes y palabras escapadas de la última utopía viviente en la Tierra? ¿Es la Cuba de hoy un país contemporáneo u otro idilio idiotlógico en el desierto ladinoamericano? ¿Nostalgia post-Guerra Fría con culpa o complicidad del Primer Mundo? ¿Cabe confiar que una Rewwwolución en Red removerá al régimen retrovolucionario de 1959? Aspiro a provocar más dudas que certezas. Leer o no leer: he aquí la cuestión.
- Orlando Luis Pardo Lazo nació en La Habana de 1971, donde aún reside y resiste. Como bloguero independiente, es escritor y fotógrafo. Su más reciente libro de ficción se llama BORING HOME (Garamond, 2009). Desde 2010 es el editor el e-zine literario y de opinión VOCES.
En esta ocasión, los telespectadores cubanos se quedaron con las ganas de ver la premiación correspondiente al 2015. Sin dar ningún tipo de explicación, como es costumbre en las instituciones cubanas de cualquier tipo —desde la cultura hasta la política, en la Isla priman el despotismo y la impunidad—, simplemente nunca se transmitió la gala de premiación.
Además, dos meses después, los resultados de los Premios Lucas 2015 tampoco se han actualizado en la página web oficial del evento ni tampoco en la llamada Wikipedia cubana: EcuRed.
¿Y por qué? ¡Pues parece ser que por culpa de Mickey Mouse!
Sí, ese ratoncito yanqui tan neoconservador y contrarrevolucionario, que quién sabe si votará en las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos por el candidato republicano de padres cubanos que tanto temen en Cuba: el senador Marco Rubio.
Ocurrió que, en una de las obras audiovisuales nominadas a los Premios Lucas 2015, y que por lo tanto se exhibiría parcialmente durante la ceremonia, Mickey Mouse era una especie de protagonista. Se trata del videoclip “Hace falta,” del músico Raúl Paz, producido y dirigido por él mismo, un talentoso y multifacético creador cubano de 45 años.
Pero en realidad no se trataba de la presencia “injerencista” de Mr. Mouse, sino de que en el video quien aparece con orejitas murinas es el Coronel Elpidio Valdés, nada más y nada menos que el architradicional héroe independentista de las caricaturas y cómics cubanos.
Sólo que nuestro jefe mambí recorre ahora la nueva Habana de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos un poco travestido como Mickey Mouse. Y el guerrero luce demasiado pacifista, acaso porque se trata de una balada de amor que pide que hay que “abrir la puerta” pues “hace falta que la cosa se nos dé”: “borrar la memoria”, “que vuelva a empezar el mundo, que se den mis sueños, que cambien los rumbos”, “virar todo al revés”, “y si estoy loco me importa poco, pues quiero ser feliz”.
Una Habana feliz. Brave New Havana.
Y la felicidad en Cuba es concebible únicamente como FIDELidad a los conceptos estatales de la “Batalla de Ideas” y la “Guerra de Todo el Pueblo”. Más que estatales, estos son dos disparates son los mejores ejemplos del pensamiento fascistoide de Fidel Castro, un militar que jamás fue electo por la población civil de la Isla. Un caudillo que acaso nunca disfrutó con las ocurrencias de Walt Disney.
En definitiva, “Hace falta” ni siquiera fue premiado en los Lucas 2015. Pero, acaso como compensación autorial, le dieron el Premio de Animación a otro videoclip del prolífico Raúl Paz: “No me digas que no”, dirigido por Ermitis Blanco.
Los rumores son realmente ridículos: dicen que todo este maremágnum mediocre fue provocado por una carta que la Presidencia de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) le envió a la Presidencia del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).
En dicha carta, cuyo original no ha circulado en público, supuestamente se critica acérrimamente el uso desideologizado de las caricaturas e iconos cubanos, en parte por considerarlo una rendición ante el consumismo al que muy pronto estará expuesta la sociedad socialista, hoy tan ansiosa de que acaben de llegar los productos y los turistas estadounidenses (ese otro tipo de persona-producto, materia prima para la industria clandestina de la promiscuidad sexual).
En cualquier caso, la audiencia cubana se ha quedado sin ver sus Premios Lucas 2015 en la TV nacional. En el argot popular de la Isla, esto encarna la transformación de Cuba con “un pasito pa’lante y dos pasitos pa’tras”, al ritmo no tan reumático como retrógrado de una Revolución de los octogenarios, por los octogenarios y para los octogenarios: grosera gerontocracia sin sentido del humor ni de la libertad humana.
Con 4 o con 444 canales en Cuba, me temo que con los Castros o con los descendientes del clan Castro, un futuro que no sea fósil tendrá que sentarse largo y tendido a esperar.