Declaración de la Presidencia ICAIC
by Orlando Luis Pardo Lazo / December 22, 2015 / No comments
Seamos justos. Los que acusamos de censora a la institución cultural en Cuba, no debiéramos estar todo el tiempo dando nuestra opinión. Eso es otra forma de censurar: en este caso, una censura contra la oficialidad.
Es la hora, pues, de dejar que sean los propios funcionarios de la Revolución lo que disfruten de su cuota de libertad de expresión. Es la hora de que los creadores críticos cubanos nos callemos un rato la boca, y que simplemente nos convirtamos en voceros de lo que —ya casi en el 2016— el Estado cubano tiene que decirle al mundo en términos de creación cultural.
Es la hora, pues, de parar la oreja y escuchar los alegatos de nuestro funcionariado, siempre tan mal representado en los medios masivos internacionales. Hay que prestar mucha atención a este tipo de declaraciones oficiales que, por vivir en un país sin internet ni televisión privada, son las únicas que a diario escucha el pueblo cubano.
En este caso, se trata del Instituto Cubano del Arte e Industrias Cinematográficos (ICAIC). La Presidencia de dicha institución emblemática —y también monopólica— de nuestro cine hizo pública, a inicios de este mes, una nota que usaremos como columna en sí. No tendría sentido el ritual de comentarla críticamente, para juzgarla bajo la lupa indignada de los lectores de medio planeta. No.
Al contrario, es más significativo reproducirla in extenso, casi que en silencio por parte del columnista. Seamos humildes ante semejantes lecciones de historia. Dejemos por un día —o por una vida— que sean los representantes del régimen los que se comuniquen directamente con el corazón izquierdista que cada lector esconde (sí, incluido el tuyo también, por supuesto).
Es una cuestión de justicia elemental. Porque, en este caso, el director del ICAIC —Roberto Smith— es un ciudadano cubano que también tiene derecho a que se escuche su voz. De hecho, es más importante que el mundo oiga su voz antes que la mía o la de mis colegas censurados por él.
Por encima de todas las películas y escenas y nombres censurados por él, por encima de la veintena de cineastas cubanos que el 28 de noviembre pasado (en el Centro Cultural “Fresa y Chocolate” del ICAIC) intentaron solidarizarse contra la censura sufrida por Juan Carlos Cremata, y por encima del clima cuasi-militar que allí se vivió por la expulsión física de algunos de los participantes del debate, por encima de todo eso, lo único importante para los eruditos de la cultura cubana es escuchar ahora, sin filtros ni comentarios, cómo se expresa —ya casi en el 2016— el compañero Roberto Smith, director del ICAIC.
He aquí la nota íntegra (íntima, intimidante). O, si me permiten una última digresión, he aquí la necrológica:
La actual agenda de discusiones del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y la vanguardia de nuestros cineastas ha sido diseñada a partir de las preocupaciones que compartimos sobre el cine cubano, la institución y los creadores, incluida la base jurídica que propicie su desarrollo. El punto de vista del debate que hemos defendido ha sido, es y será inequívocamente revolucionario. No puede haber lugar en nuestros foros para los enemigos de la Revolución. Trabajamos, junto a otros organismos e instituciones del Estado, para encontrarle solución a los problemas de la creación audiovisual, desde una perspectiva anticolonial, antiimperialista y socialista.
El pasado sábado 28 de noviembre rechazamos la presencia de varios mercenarios en el Centro Cultural “Fresa y Chocolate” del ICAIC, donde se realizaba un encuentro de cineastas junto a su institución. Ninguno de los organizadores los había invitado y su sola presencia constituía una provocación y un acto premeditado para utilizar ese tipo de espacio como plataforma de proselitismo y legitimación.
Ante cualquier intento de distorsionar los resultados del trabajo mancomunado entre los cineastas y el ICAIC, nos sentimos en el deber moral de ratificar nuestro compromiso con la Patria, con la cultura cubana y con la Revolución, sin la cual no hubiera sido posible la existencia del propio ICAIC y de una obra educacional y cultural de emancipación, que es orgullo de nuestro pueblo.
Fiel a los principios trazados en “Palabras a los intelectuales”, el ICAIC rechazará toda provocación, mantendrá la discusión franca, comprometida y responsable con la vanguardia de los creadores y seguirá siendo consecuente con la política cultural de la Revolución.
Presidencia del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, 3 de diciembre de 2015.
Amén.
Roma locuta, causa finita.
Cubansummatum est.
¡Y olé…!