Honduras: Jugando con Fuego, Desconociendo el Poder Delegado por el Pueblo
by Dina Meza / June 25, 2015 / No comments
La nación hondureña está pasando por un momento crucial muy importante quizá igual o más fuerte que en el golpe de Estado del 28 de junio de 2009, cuando fue sacado por la fuerza de las armas el presidente Manuel Zelaya Rosales.
- Honduras has one of the world’s highest murder rates. It is also one of the most dangerous countries to practice journalism, ranking 129th out of 180 in the 2014 World Press Freedom Index. Journalists are regularly threatened, attacked, and killed for their work. The Honduran government fails to punish those who use violence against reporters, essentially granting them impunity. This space will be dedicated to examining the lack of protection for Honduran journalists exercising their profession. Topics will include the use of state-sponsored advertising as a mechanism to reward or punish publications, and censorship and self-censorship as hindrances to democratic progress.
- Born in Cofradía, Honduras, Dina Meza has been recognized by PEN International, Amnesty International, Index on Censorship and Reporters without Borders for her work as a journalist and human rights advocate. Currently, Dina is the driving force behind the creation of Honduras PEN Centre. In 2013, she wrote “Reign of Terror,” an in-depth report on threats to Honduran journalists for Index on Censorship’s magazine. In 2014, she was named one of Reporters Without Borders’ “100 Heroes and Heroines of Information.”
El pueblo salió a las calles desde las primeras horas del golpe, a pesar de la intensa militarización establecida por los golpistas. Las balas, garrotazos, gases lacrimógenos y constante represión no calmó los ánimos de ciudadanos y ciudadanas que venían hartándose de tanta ignominia acumulada por décadas que ha profundizado la desigualdad y llenado los bolsillos de unos pocos a costa del hambre de millones de personas que no tienen acceso prácticamente a nada, no hay trabajo, no hay ingreso, pero sí presión económica.
El 28 de junio se cumplirán seis años del golpe de Estado y la situación nacional se ha agravado, la impunidad y la crisis de corrupción mantienen en el piso el Estado de Derecho porque la institucionalidad establecida a partir de la década de los 90 fue corroída por el tráfico de influencias, el crimen organizado y el narcotráfico, ésta dejó de funcionar y el acceso a la justicia se fue para el planeta marte.
A partir del año pasado salió a la luz el escandaloso robo de los recursos del seguro social para desviarlo a la campaña política del actual presidente de la república. A estas alturas todavía no se sabe a ciencia cierta cuantos miles de millones fueron llevados a las arcas del partido de gobierno para el proceso electoral, algunos hablan de unos siete mil millones de lempiras, suficiente dinero para que muchas personas tuvieran acceso a la salud, pero el robo dejó más de dos mil 800 muertes por falta de medicinas y equipo necesario para salvarlas.
El año pasado se inició a tocar la punta del iceberg de esta impresionante operación corrupta a través de la investigación de un periodista acucioso, aunque al principio uno de los corruptos pretendió deslegitimar su investigación pretendiendo presentarlo como parte de un chantaje para conseguir dinero, pero a la larga esta acuciosidad dio pie a otras investigaciones y filtraciones siempre del mismo medio para terminar de destapar la olla podrida.
Pero también encendió la llama de la indignación popular, la gente desde hace varias semanas estableció como forma de protesta la marcha de las antorchas que se están realizando en casi todo el país y también en el extranjero, en países donde se encuentran hondureños y hondureñas que radican en ellos por diferentes razones pero que sienten ese amor de patria.
Las marchas de las antorchas lideradas por las juventudes es una forma de expresión para condenar el latrocinio. Aunque han querido ser desprestigiadas por la clase política que son los mismos corruptos y otros que les hacen comparsa, las antorchas expanden su luz a pesar de los obstáculos.
Los y las jóvenes, una población mayoritaria en Honduras también se hartó de tanta corrupción y acciones contra los intereses sociales.
Expresarse de esta forma va configurando posiblemente otro movimiento similar al establecido en el golpe de Estado. Entre las demandas se retoma la exigencia de una Asamblea Nacional Constituyente, que vendría a establecer una nueva constitución y un nuevo pacto social que blinde a Honduras de todos estos flagelos establecidos por las parentelas que se tomaron al país desde hace más de 100 años.
La presión social constante podría obligar a un gobernante Juan Orlando Hernández y a los demás poderes del Estado a salir del poder. La gente pide a gritos la salida del presidente, quien se ha mostrado arrogante con miles de personas que salen cada día a las calles.
Como respuesta Hernández sacó a los activistas políticos del Partido Nacional a las calles para hacer una medición de fuerzas, esto lo ha dejado mal parado porque la gran mayoría está con las antorchas.
El mandatario Hernández está jugando con fuego, se siente infalible desde las alturas del poder, al igual que se sentía la clase poderosa de la Francia antes de la revolución. Pero el pueblo empobrecido, los desposeídos, los que siempre ven pasar de largo la riqueza de su país que se reparte a manos llenas entre pocos, decidieron unirse y decir basta ya.
La libertad de expresión a través de las antorchas, combinada con la indignación popular y acciones constantes podrían cambiar el panorama y enseñarle a la clase política y económica que jugar con el fuego de la indignación popular, trae consecuencias.